El Gobierno no hará más concesiones

El paquete fiscal de la ley ómnibus de Milei cayó poco antes de su naufragio en el Congreso, pero el ajuste se hará

Nación 28/01/2024 José  Carlos Gómez José Carlos Gómez
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Turbulencias fuertes acechan a los gobernadores, entre varios más. El paquete fiscal de la ley ómnibus de Milei cayó poco antes de su naufragio en el Congreso, pero el ajuste se hará. Por aquí o por allá, pero se hará. “Tic tac tic tac. El reloj de la bomba no se detuvo”, advertía un funcionario del Ministerio de Economía poco antes de que se anunciara que los artículos fiscales irían al cesto de los papeles inservibles; el estallido de esa bomba supuesta significaría la explosión de la economía. La crisis podría ser mucho peor. “No habrá más concesiones. Hasta aquí llegamos”, agrega uno de los legisladores más importantes del oficialismo. Hay una promesa básica que el Presidente no está dispuesto a eliminar: es el déficit cero en las cuentas del Estado. “No podemos ceder en nada más. No tenemos crédito y no vamos a emitir. La única opción que queda es el déficit cero”, recalcan en la cartera económica. Los legisladores oficialistas no disimulaban un malestar creciente con los bloques dialoguistas, que conforman Pro, el radicalismo y Hacemos Coalición Federal, la bancada de Miguel Ángel Pichetto. “Primero pedían que les hiciéramos concesiones, se las hacíamos y después volvían por más concesiones”, subraya ese diputado mileísta. “Así no terminábamos nunca. En algún momento había que ponerse firme y jugar a suerte y verdad. El momento es este”, anuncia. El problema principal, dice, era que el apartado fiscal de la ley ómnibus ya no tenía razón de existir. No servía de nada. “Las provincias se llevaban lo suyo, pero después querían podarle la recaudación al Estado nacional. Es un juego que no tenía sentido para el gobierno central”, señala otro mileísta. Ninguna decisión impositiva puede ser aplicada por decreto de necesidad y urgencia, pero el Gobierno podría subir las retenciones por una resolución del ministro de Economía y cambiar la fórmula de los aumentos jubilatorios. Ya se hicieron cosas parecidas. Es probable que también descarte el regreso a los viejos niveles del impuesto a las ganancias, que regían hasta la decisión electoralista de Sergio Massa de reducirlos, porque ese gravamen es coparticipable con las provincias. Ni perdón ni olvido para los gobernadores. El punto nodal de la discordia fueron, precisamente, la fórmula de los aumentos de los jubilados y las retenciones para las exportaciones del agro, sobre todo para la soja y sus derivados. La oposición dialoguista se resistía a meterse otra vez con los jubilados, y los gobernadores de las provincias productoras no querían homologar la continuidad de altas retenciones para las exportaciones del campo. ¿Por qué el Gobierno decidió no seguir negociando? Porque la administración de Milei considera un prioridad urgente enviarles un mensaje a los inversores sobre los márgenes de poder del presidente argentino, aun con la aprobación rápida de los artículos que no se refieren a la economía. El Gobierno tiene, además, otro problema: un presidente al que le gusta adjetivar hasta cuando habla de relaciones exteriores. La reciente crisis diplomática con el gobierno de Colombia por el destrato de Milei al presidente de ese país, Gustavo Petro, a quien llamó “comunista” y “asesino”, es solo la última; no es la primera ni será la última.

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