Ni lobos ni Caperucitas: otras formas de hacerse cargo

La denuncia por violencia de género contra el futbolista Sebastián Villa Cano empuja por inercia a pedir castigo. ¿Sobre qué otras grietas se pueden tejer salidas? Qué estrategias y herramientas podría desplegar un club como Boca, con semejante llegada a varones y recursos suficientes para desarrollar otras formas de hacerse cargo. Porque un varón que comete actos de violencia no es una isla, es parte de un cuerpo social dañado. Toda la sociedad puede elegir ser parte de la solución.

27 de mayo de 2022 télam télam
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La denuncia que realizó una mujer por hechos de violencia por razones de género (VRG) contra el jugador de fútbol de Boca Sebastián Villa Cano vuelve a poner en el ojo de la conversación pública un debate: ¿cómo deben abordar las instituciones este tipo de hechos?

Por un lado, la exigencia recae sobre el poder judicial en torno al uso del derecho penal. Por otro, sobre qué debe hacer una institución social y deportiva -como  un club de primera división- cuando un miembro de su plantel enfrenta una denuncia por violencia (que además no es la primera). Las respuestas que se exigen a estas dos instituciones tienen objetivos diferentes pero replican el mismo espíritu. Los protocolos y herramientas que se proponen para actuar en paralelo a la administración de justicia penal coinciden con un objetivo: castigar. 

Más allá del indudable deber del Estado -encarnado en esta instancia en la UFI N°3 de Esteban Echeverria- de investigar, para sancionar los hechos denunciados, y apoyar y proteger a las mujeres que transitan violencias, este caso invita a pensar cómo recorrer otros caminos, qué actuaciones podría habilitar una institución cuyo objeto principal no es castigar.

¿Podemos evitar la repetición continua de propuestas punitivas? ¿Qué otras formas de toma de conciencia existen que nos permitan operar el cambio cultural? ¿Qué conversación diferente puede abrirse en una institución social y deportiva que cuenta con múltiples recursos y con una llegada masiva a un público masculino? ¿Cómo creamos formas de abordaje de los conflictos orientados a la transformación, la responsabilidad, la reparación y la prevención?

Este es un intento de mirar a los ojos al desborde punitivo que a veces nos gobierna la imaginación, y ofrecerle una alternativa aún frente a un caso donde sobran las provocaciones para hacernos enojar mucho. Ya no tiene sentido repetir en todos los ámbitos de interacción social la misma dinámica del derecho penal que revictimiza y nos deja siempre con sabor amargo pero no previene, no repara ni transforma nada ni a nadie.

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