El último habitante de Quiñihual: “El silencio es bienestar, alivio y tranquilidad”
Pedro Meier vive con sus dos perros y solo tiene señal de celular en la cocina. Es el único habitante de un pueblo que quedó vacío por la desaparición del ferrocarril y al que llegó hace más de medio siglo, cuando la pulpería en la que hoy recibe a puesteros, vecinos y curiosos “parecía un supermercado”. La soledad, el trabajo en el campo y los sueños de un hombre cuya historia es también metáfora de todos los demás.
21 de agosto de 2021
télam