Ganó River agónicamente, abrió un mundo de distancia con Boca, pero los dos quedaron igualados en el bochornoso final del superclásico

El líder venció en el descuento con un dudoso penal que convirtió Borja, tras lo cual se desató un caos de golpes y peleas entre los dos planteles, que dejó siete expulsados

08 de mayo de 2023 Redacción Diario Popular Digital Redacción Diario Popular Digital
34WE5L2Z5FHFREQ2C4OCA6C3T4

Hace rato que se juega sin hinchas visitantes y con superclásicos como éste no va a ser posible que dos equipos rivalicen deportivamente dentro de una cancha. Tendrán que jugar solos, sin oposición, como única manera para evitar el caos y el escándalo del final. Un bochorno que se transmitió desde el Monumental a todo el mundo. Nada para enorgullecerse en el país de los campeones del mundo. Una gresca difícil de encontrar hasta en el partido de potrero más desquiciado y violento. La cancha convertida en un gigantesco ring, con 22 futbolistas profesionales, más los que se sumaron desde el banco, dejándose llevar por la barbarie. Un pandemónium, hasta los guardias de seguridad rodaban por el piso en medio de los golpes, patadas y empujones.                                                  

Un superclásico que en el árbitro Darío Herrera no tuvo al mejor ordenador. Todo lo contrario: “ayudó” a descarriarlo durante gran parte de los 90 minutos y ya en el descuento se le transformó en una bola de fuego. 37 foules, siete expulsados, nueve amonestados.

Detrás de los excesos quedó el triunfo de River, que lo buscó mejor en el primer tiempo que en el segundo. Su mérito es que siempre quiso los tres puntos, no se conformaba con menos. Victoria agónica, cuando el 0-0 parecía cerrado a cal y canto. En una acción para alimentar más la polémica que el debate futbolístico. Para discutir hasta la eternidad si hubo penal o no del atropellado Sandez sobre el cimbreante Solari.      

El penal y el gol del triunfo lo hizo el colombiano Borja, que había entrado un rato antes y había exasperado a los hinchas de River con un par de pérdidas en la media cancha. En un parpadeo pasó a ser el héroe. River, consolidado en el primer puesto, rompiendo la racha adversa que arrastraba contra el “Boca de Riquelme”, a 19 puntos de un clásico rival que saca los prismáticos para divisarlo.

Por si hiciera falta una demostración más, el superclásico expuso que tiene vida propia, que late por sí mismo, no es necesariamente una secuela del pasado reciente. Desde el comienzo, River hizo ver que no era el equipo que salió hecho jirones del Maracaná. Que la goleada que le asestó Fluminense fue un accidente que no lo dejó noqueado ni meditabundo. Que sus convicciones futbolísticas son robustas como para asimilar un palazo. Boca llegaba en alza, pero lejos estuvo de írsele al humo a River. Lo esperó y respetó –desde lo posicional, no desde la pierna fuerte y dura-, poca dado y suelto a la ambición y la aventura ofensiva.

En el primer tiempo, a River le sobraron revoluciones y a Boca, ganas de ir con el freno de mano, cuando no de poner el partido en el freezer. Y si había que calentarlo, era por la vehemencia para ir al choque y la refriega.

Lo más visto

Información en General