La reinvención de Boca de la mano de Jorge Almirón: correr, jugar, sufrir y pelear de principio a fin

Caliente de principio a fin. Boca abrió y cerró el clásico con goles. En medio de esos extremos, jugó, corrió, luchó, se vació para conseguir una victoria indispensable para su ánimo y confianza. En la Bombonera bajó el malestar y subió la euforia. A casi una semana del superclásico con River, a Boca le importa más haber dado un paso al frente, mostrarse erguido y combatiente, que los 16 puntos que lo distancian del equipo de Martín Demichelis.                                                        Se afianzó la reconciliación equipo-hinchada que había tenido un primer acercamiento con la agónica victoria frente a Pereira por la Copa Libertadores. Otro partido de alto voltaje de Boca. Son tiempos en los que está jugando a cara o cruz, sin muchas certezas, pero sin esquivar el bulto ni rendirse.                                                           En su primera semana completa para trabajar desde que asumió, Jorge Almirón dispuso del tiempo para que Boca se asemejara a lo que pretende. Un equipo mejor estructurado de lo que venía siendo. Independientemente de los nombres, porque las bajas eran varias e importantes. Ocho lesionados condicionaban el armado, pero no afectaron la idea de la ejecución.