El flamante presidente de Chile, Gabriel Boric, mantendrá la tradición de sus antecesores de realizar su primer viaje internacional a Argentina, pero la visita del lunes y martes estará enfocada en dejar atrás las diferencias y destacar los aspectos comunes de la agenda bilateral, un cambio de política que podría verse facilitado por la buena relación con su par argentino, Alberto Fernández.
"Basta de mirar con distancia a nuestros países vecinos", dijo el mandatario en su primer discurso el pasado 11 de marzo, al expresar su deseo de avanzar a un nuevo estado en las relaciones con Argentina, Perú y Bolivia, en las que la agenda bilateral no se concentre en los temas pendientes.
Días después, al confirmar que su primera salida al exterior sería a Argentina, Boric comentó que había abordado con su homólogo argentino la necesidad de que el viaje "se traduzca en colaboraciones concretas, por ejemplo, en términos de facilitar el paso de las fronteras, en inversiones".
Un cambio de visión ratificado, posteriormente, por la canciller chilena, Antonia Urrejola, quien señaló que, más allá de los problemas limítrofes que existen con Buenos Aires, el objetivo de su gestión es que se enfaticen en materias comunes, como migración, conectividad, comercio y cultura, entre otros.