La historia de las encomiendas que debían llegar a Malvinas y terminaron en un basural

Un grupo de exconscriptos encomendados, bajo amenaza de "pena de muerte" si alguna vez revelaban lo sucedido, dejó en un basural de la localidad de Ensenada cientos de cartas con regalos destinados a animar a los soldados en Malvinas.

Política 27 de marzo de 2022 télam télam
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Cientos de cartas, cadenitas, rosarios, chocolates y latas, parte de las encomiendas que familiares de combatientes habían entregado en el Regimiento 7 de Infantería de la ciudad de La Plata con la promesa de que serían llevadas a los soldados que luchaban en Malvinas, fueron abandonados aquel otoño de 1982 en un basural de la localidad de Ensenada, según relató a Télam un grupo de exconscriptos encomendados a ese operativo bajo amenaza de "pena de muerte" si alguna vez revelaban lo sucedido.

Sergio Regidor, Alfredo Marcelino, Daniel Laira, Ignacio Arauz, Darío Manzanares, Eduardo Piedrabuena, Jorge Cebrowski y Hugo Acuña -todos ellos clase '63- formaban parte de la banda de música de esta emblemática guarnición de Ejército, la unidad que mayor cantidad de bajas sufrió durante la guerra, con 36 caídos y más de 150 heridos, y que fue protagonista heroica de la batalla más extensa y encarnizada del conflicto, la de Monte Longdon.

Por aquel entonces, el fervor por la defensa de la soberanía argentina sobre las islas que habían intentado irradiar desde el régimen había logrado calar en un sector significativo de la sociedad y los jóvenes que hacían en esa etapa la "colimba", como se llamaba al servicio obligatorio militar, no eran la excepción. Así fue que partieron hacia la guerra, con orgullo, los conscriptos clase '62, mientras que los nacidos en el '63 quedaron en el regimiento con la ilusión de algún día también tener ese honor.

"Todos los soldados y la mayoría de los oficiales y suboficiales emprendieron en abril el viaje hacia las islas. El Regimiento, entonces, quedó con la clase '63 y los suboficiales de la banda se hicieron cargo de las compañías. En ese momento, la banda de música, como tal, quedó desarticulada", comienza el relato Regidor.

A medida que transcurrían los días y, luego, las semanas del conflicto, crecía la procesión de familiares de combatientes que se acercaban al infranqueable portón ubicado sobre la avenida 19, casi esquina 51, en busca de novedades y para entregar encomiendas que, según les habían dicho, llegarían a las islas a manos de sus hijos.

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