La historia de los refranes: "Ojos que no ven, corazón que no siente"

    “Eso no es verdad, aunque lo diga la gente”, suelen completar algunos para llevarle la contra al refrán. Probablemente todos tengan razón. Los que no ven algo porque cierran sus ojos o miran hacia otro lado, y los que saben ver (y sentir) a ojos cerrados, incluídos los ciegos.

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    Ojos que no ven, corazón que no siente

    Algunos creen que este refrán está basado en un dicho de Aristóteles, quien expresó: “No se puede ser feliz sino al precio de cierta ignorancia”... Los filósofos, como los refranes, están para ser rascados y divagar... ¿Qué habrá querido decir Ari con esa frase, acaso robada a su maestro Platón? Quizás, aludía al hecho de que si no vemos algo, triste o feo, no nos enteramos de su existencia, por tanto no sufriremos por ello, simplemente porque lo desconocemos...

    Dicen los que saben que la filosofía occidental tiene dos padres: Aristóteles y Platón... ¡Pero cómo! ¿Dos padres y ninguna madre? ¡Ehhh! ¿Acaso las mujeres no filosofaban ni filosofan?... ¿Habrá suficientes ojos y corazones en este mundo maltrecho, para ver y sentir esto como otra verdadera injusticia?

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