Neurobiopolítica: Las emociones no nacen, se hacen

"Nunca en la historia el cerebro tuvo tanta prensa", afirma la autora de esta nota -licenciada en filología, psicóloga social y terapeuta corporal especializada en análisis del cuerpo. La neurociencia, la neuropolítica, el neuromarketing, sostiene Kesselman, son el reflejo de los avances en la investigación del funcionamiento del cerebro.

06 de septiembre de 2021 télam télam
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Un cuerpo entre el caos y el laberinto


Me decís que sentías la existencia de un Estado que te protegía en muchos ámbitos de tu vida. Me decís que confiabas en una red sobre la cual podías caer y que esa red no sólo aguantaría tu peso, sino también alertaría de tu caída y alguien, un alguien confiable, te preguntaría: ¿Estás bien?

Te dicen que “eso” no es protección sino control, que no es cuidado sino deseo de apropiación de tu alma. Y entonces se te genera un sentimiento de temor, un desentendimiento al que le decir neuronal y te tocás la cabeza. Buscás las palabras. Miedo a la desprotección, miedo a enfermar, miedo a no tolerar el caos que estás viendo a tu alrededor, a que el caos externo se haga caos interno. Me contás de tus ganas de dormir. (Parecería que en este tiempo el miedo se siente como ganas de dormir.) A veces te digo que el cansancio es ese deseo impostergable de querer organizar el caos, ese caos del que no se habla. Nadie se da cuenta del caos?, preguntás. No hay nada más caótico que no considerar el caos. Pero el caos precisa, a veces, más caos para que un mundo nuevo surja, y tu cuerpo se implica de varias maneras en este comentario. El mundo de nuevos vínculos que te abracen, que sostengan una nueva creencia, una nueva confianza en que todo irá a mejor. Todo es todo. Entonces pensás: dormir para soñar.

Ahora decís que se trata de un laberinto, de un cuerpo que busca abrigo, pero el laberinto está a la intemperie, igual que el alma sudamericana. Ahora el temor es respiratorio, es polvo. Como sucede en los laberintos de Borges: "De estirpe de pastores protestantes y de soldados sudamericanos que pusieron al godo y a las lanzas del desierto, su polvo incalculable soy y no soy". (Jorge Luis Borges)

La plasticidad del cerebro


Como terapeuta corporal, me sorprendo: nunca en la historia el cerebro tuvo tanta prensa. El hallazgo que marca esta escalada en la actualidad de su historia filogenética es la comprobación de su plasticidad hasta límites insospechados. La conclusión a la que se arriba es que el cerebro es una estructura abierta, desarrollada durante millones de años y que aún continúa modificándose, pero que ahora esa plasticidad es cuantificable, mensurable por las nuevas tecnologías. Esta plasticidad que se adjudica al cerebro nos permite afirmar que algunas premisas con las que nos manejábamos en psicología, en pedagogía y otras prácticas han perdido vigencia. Ya no podemos asegurar que algunos aprendizajes que los niños no incorporaron en sus tres primeros años de vida marcarán su destino, ni que hay daños psicológicos (violaciones, abandonos, enfermedades, etc.) que tendrán efectos irreparables.

La evolución privilegió la supervivencia del organismo en la dirección de una mayor percepción de la realidad exterior y de un ajuste de las respuestas motoras. Ahora numerosas investigaciones se orientan a cuestiones del tipo: ¿existe el libre albedrío? ¿es posible dirigir las elecciones de las personas conociendo mejor el funcionamiento del cerebro? Interrogantes biopolíticos.

Leo en una nota que ya tiene algunos años “El director del instituto alemán Max Planck para la investigación cerebral, Dr. Wolf Singer, afirmó que desde el punto de vista neurobiológico, el ser humano carece de libre albedrío, ya que el cerebro es el encargado de tomar las decisiones. El ser humano se diferencia de los animales por su capacidad de decidir, sin embargo, para los científicos que se encargan del estudio de los procesos cerebrales, la idea del ‘hombre libre´ es cada vez más difusa.

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