Los secretos de la letra GRANDE

Hoy, en exclusivo, desde la vida cotidiana, nuestro enviado especial, Adrián Stoppelman, analiza en profundidad superficial la verdadera identidad de algunos productos con nombres engañosos. Léalo: si ya llegó hasta aquí no se me achique ahora.

Espectáculos 30 de julio de 2021 télam télam
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Tan acostumbrados estamos a que la estafa venga escondida en la letra chica, que muchas veces no vemos que la trampa está en la letra GRANDE.

Primer ejemplo: ¿Quién no compró alguna vez una lata de atún “al natural”? ¿No tendría que llamarse “atún naturalmente enlatado”? Porque el atún “al natural” solo se consigue si lo pescás vos, o como mucho, si no está congelado, en la pescadería. ¿Qué tiene de “natural” algo como un pez que no dura ni cinco minutos fuera del agua, pero que adentro de la lata tiene fecha de vencimiento en agosto del 2034?

Por no hablar del atún al natural “reducido en sodio”. Supongo que van los barcos factoría depredando el Pacífico con dos redes, una roja y una verde, y los atunes se van acomodando “naturalmente”: en la roja los comunes, y en la verde los reducidos en sodio. 
Obviamente que esto vale para todo tipo de productos “al natural”: tomates peritas, arvejas, garbanzos, remolachas, caballa, y obviamente, las fotos de modelos retocadas con Photoshop “naturalmente” retratadas en ropa interior arriba de un piano.

Ejemplo dos: Las galletitas de agua. ¿Cómo las hacen? ¿Cómo logran solidificar el agua y que no les quede hielo? ¿Cómo logran que las galletitas de agua no se te escurran entre los dedos? Y algo que me tiene muy confundido: ¿por qué demonios las galletitas de agua se humedecen?

Hablando de agua: ¿qué diablos es el agua mineral? A mi me habían enseñado que existían el reino animal, el vegetal y el mineral. ¿Qué cuernos es el agua mineral? ¿Es un mineral licuado? ¿Es jugo de piedra? ¿Es piedra exprimida? ¿Por qué hay agua mineral y no hay agua animal o agua vegetal? Porque lo único parecido al agua animal vendría a ser el caldo de pollo y el agua vegetal sería entonces la sopa de verduras.

Otra: el café instantáneo. Si es café instantáneo, ¿no tendría yo que estar tomando café con sólo abrir el frasco? Sin embargo, es necesario calentar el agua, revolver, y si te gusta con espumita, realizar todo tipo de batidos y ceremonias rituales que dejarían en ridículo a un pai Umbanda. Ergo, no se trata de algo “instantáneo”. ¿Cómo se debería llamar? Para mi gusto, se debería llamar “Café que puede estar listo en breves instantes pero no instantáneamente”.

Y aquí también hay gran variedad productos NO instantáneos: las sopas, la polenta, el bizcochuelo, el puré de papas y el amor a primera vista.

Pero volvamos por un instante, muy instantáneo, al café, para analizar el café “torrado”. ¿Cómo me vas a vender café torrado? ¿No era que el café era para despertarse? ¡Yo a mi café lo quiero bien despierto!

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